Arde el cielo
Arden las palabras
Los ojos arden
Arden las miradas
de quienes de lejos miran…
porque allí no queda nada
Arde la paz
Arden las distancias
La esperanza arde
de quien ya no espera nada
Arde la conciencia
Arden también las lágrimas
Todo lo que vive arde
y es la muerte la que manda
¿Arderá la impunidad
de quienes su orgullo inflaman?
¡Ni al infierno podrán ir
porque es seguro que arda!