Pues tras las dos semanillas en Nicaragua y otra en Honduras con temas de trabajo… ¡por fin de vacaciones!
Primero tocó paliza de viaje de Managua (Nicaragua) a San Pedro Sula (Honduras). La compañía Ticabus te lleva saliendo a las 5:00 am y llegando a las 18:30 pasando por Tegucigalpa, por 37 dólares. La noche en Managua me quedé en el hotelillo de Tica-bus, 12 dólares la noche con una habitación con lo básico (y baño compartido), pero que facilitaba el poder pillar el bus tan prontito.
En San Pedro Sula no tardé ni medio segundo desde que bajé del autobús en ser abordado por Eduardo Sandoval Fernández, un amable taxista (nuestro “primo) que me trasladó al Hostal Tamarindo. Se trataba de un agradable hotelito en una zona tranquila, cuya dueña es una cantante bastante conocida en el país. Aun tuve tiempo de visitar el aeropuerto de San Pedro, a donde llegaban esa noche mis compañeros de viaje. Ese día había mucha expectación, ya que mucha gente venía de los EEUU con motivo de las vacaciones de Navidad (y hay muchísimos hondureños buscándose la vida en ese país), con amigos y familiares esperando expectantes y peleándose por colocarse en los mejores lugares para verlos llegar. No me acabé de acostumbrar a los motivos navideños con renos y muñecos de nieve en este clima tropical. ¿Será eso la globalización, o será más bien invasión cultural?
Nos enteramos de que había una compañía de buses, Maya de Oro-Fuente del Norte, que hacía el trayecto San Pedro Sula-Santa Elena (Guatemala), a orillas del lago Petén-Itzá, muy cerquita de nuestro siguiente objetivo, la ciudad maya de Tikal. A las 5:00 am salía de la estación central metropolitana, y por 37 dólares en unas 10 horas tras un transbordo, llegamos a nuestro destino después de cruzar la frontera por el norte de Honduras, en Corinto. Santa Elena, con Flores (uno de los barrios que es una isla en el lago), es uno de los destinos turísticos por excelencia de la zona, pero nosotros preferimos irnos a El Remate, un tranquilo pueblecito también a la orilla del lago, pero más cerca de Tikal. Allí llegamos en taxi desde Santa Elena (compartido es más barato…).
Allí nos alojamos en el Hostal Hermano Pedro, un ranchito de madera con dos pisos muy acogedor (13 dólares habitación doble, con desayuno aparte si se avisa la noche anterior a Don Arturo, el dueño). Ese día aun nos quedó tiempo para bañarnos en el lago desde uno de los muelles públicos, cercano al restaurante Las Orquídeas, donde cenamos una deliciosa comida italiana preparada por Don Angelo, que lleva años afincado allí.
El lago Petén Itzá, mágico…
También conocimos a Adonías, un chaval super-pilas, gran artista (y gran vendedor), que no ha tenido ni tendrá las oportunidades que merecería simplemente por nacer donde nació.
A las 5:30 am del día siguiente salimos con un minibus que habíamos convenido ya con el precio del hotel (otros 7,5 € por cabeza), hacia Tikal, la gran ciudad maya perdida en la selva.
Ver Sin título en un mapa más grande
A las 6:00 am abre sus puertas el parque nacional, con lo que difícilmente se llega a tiempo de ver el amanecer desde alguna de las pirámides que sobresalen por encima de los árboles de la selva (a no ser que uno se aloje en uno de los dos hoteles a la entrada, carísimos para el servicio que ofrecen). Pero sí fuimos por una ruta tranquila a primera hora, desde la entrada hacia el templo VI, donde a esa hora se podía ir viendo distintos pájaros, ardillas, monos araña, etc.
Enorme ceiba cerca de la entrada del parque
La belleza de la selva mientras avanzamos
Cada poco íbamos descubriendo antiguas maravillas humanas en medio de la gran maravilla natural de la Selva de Petén. Imaginaros una gran ciudad abandonada e invadida por la vegetación, y que pasados 800 años sólo quedan los grandes edificios de mejor calidad constructiva (palacios, catedrales, iglesias) cubiertos por vegetación, que se van excavando y descubriendo en toda su grandeza. Eso es Tikal, abandonada por los mayas cuando colapsó el imperio, quizás por superpoblación, quizás por alguna peste. El caso es que cuando los españoles llegaron ya solo quedaban ruinas (algunas incluso con «graffitis» que hicieron habitantes posteriores a los nobles que vivían en los templos que se pueden considerar «okupas mayas» tras la huida de las familias más importantes).
Graffitis de los okupas en uno de los templos de la plaza de los 7 templos
Lo que te encuentras si eres un explorador que llega a alguna pirámide sin excavar …
… y excavada a la que incluso…
…se puede subir si no se tiene vértigo…
Nosotros optamos por ir sin guía. Sólo la entrada ya son 20 dólares, el guía se pagaría a mayores. Decidimos pedirle al conductor del minibus que nos esperara a las 18:00, hora que cierran el parque (normalmente decía que la gente se quedaba hasta las 14:00, ya que al parecer se hacía largo estar tanto tiempo). Pero sin prisa, con tiempo para disfrutar de todo, y con la ventaja indudable de conocer el idioma local y no tener reparos en hablar con los trabajadores que se afanaban en una de las pocas obras de restauración en activo actualmente, tuvimos la suerte de toparnos con Osvaldo.
Osvaldo estaba barriendo los 13 escalones del templo central del complejo de los 7 templos, el campo de juego de pelota de Tikal. Pero resultó ser el jefe de arqueólogos que estaban restaurando ese complejo, con 15 años de experiencia en distintas excavaciones en Tikal, que junto con el resto de personal preparaba todo para la inauguración que iba a tener lugar al día siguiente. Allí estaría la embajadora de España en Guatemala, como otros proyectos de Tikal financiados por la “cooperación española” habían estado la Reina Sofía o la Infanta Cristina… (“importantísimo” papel reservado a las mujeres que Osvaldo pensó que interesaría a mis compañeras de viaje, ahí no estuvo fino…). Es irónico pensar que hace 500 años los españoles destruían lo que ahora pagan por recuperar con la llamada “Ayuda al Desarrollo”, en fin…
La plaza de los 7 templos, al fondo se ve alguien barriendo las escaleras…
El caso es que Osvaldo nos explicó de forma muy didáctica como ya hace más de 1000 años los gobernantes empleaban los juegos para entretener al pueblo y para ganar poder. De aquellas lo que les interesaba era “ser lo más parecido a dioses que fuera posible”. Había 3 campos de pelota en la plaza de los 7 templos, que según Osvaldo era como un gran campo de fútbol. Del complejo sur de la plaza, el edificio central era una puerta de entrada a la plaza, con escalones de ambos lados y enormes caras de piedra representando al rey, como “patrocinador” del evento, para su mayor gloria. A ambos lados de la puerta hay 2 edificios con 5 puertas y 9 escalones hacia la plaza. Los 5 jugadores que presumiblemente tenía cada equipo tenían los vestuarios en estos 2 edificios, y salían al campo bajando los 9 escalones, que representaban los 9 niveles del inframundo. En realidad parece ser que el juego de pelota representaba la eterna lucha entre el bien y el mal, que tenía lugar en el inframundo. También el dios Sol, que al llegar la noche se pone, según la religión maya tomaba la forma del jaguar (amarillo y negro) para luchar en el inframundo contra los seres malvados que allí moran, y el hecho de que llegara el amanecer significaba su victoria, en un ciclo que se repetirá indefinidamente.
Hay que imaginarse esta espectacular plaza repleta de gente, músicos en las puertas bajo las inmensas efigies del rey (presentes además todo alrededor de la plaza en el resto de edificios), los pendones de los equipos (según Osvaldo esos pendones se colgaban en los aros circulares que se cree que servían para introducir la pelota, aunque él piensa que en realidad el juego era una especie de frontón), y el propio rey en el templo central, sobre los 13 escalones que representaban los niveles al cielo, para ver cierto paralelismo con otro espectáculo, este más actual. ¿Adivináis cuál? Osvaldo lo tenía claro… Opio del pueblo y marketing político, combinación mágica usada por lo visto por los gobernantes de todos los tiempos, tema apasionante para un futbolero como Osvaldo y que a mí me interesó sobremanera por lo que de lenguaje universal tiene actualmente el fútbol.
Enorme máscara descubierta en la Gran Plaza
Estela y altar en la Gran Plaza, en la estela se representaban el rey, y en el altar (la piedra redonda) el enemigo abatido
Templo I, en la Gran Plaza
Entre las explicaciones mitológicas de Osvaldo y las de carácter más práctico de un amable guía (que debía estar cansado de hablar en inglés con el grupo que le había tocado) hablándonos de la forma en que Tikal se construyó aprovechando distintos niveles de una elevación natural del terreno, que también usaron para hacer reservorios de agua (el terreno poroso no retenía apenas agua en el subsuelo), nos fuimos con un aceptable grado de comprensión de lo que fue Tikal y la cultura maya (incluyendo su conocimiento sobre el tiempo y la posición de los astros). Eso, junto con los animales y vegetación de la selva y la increíble puesta de sol, hace que merezca la pena visitar Guate sólo por ver este lugar.
Vista del atardecer en Tikal desde el templo IV… (en el centro el Templo III, a su izquierda los templos I y II en la Gran Plaza)
…y la puesta de sol
Y aun nos quedaba para el día siguiente la compra de recuerdos en El Remate (en Artesanías Itzá y en otro taller donde dos hermanos tallaban madera, en la misma calle que el hotel donde nos alojábamos), con increíbles tallas de artistas locales que aprendieron de un maestro que se había instalado hace años en la zona, y que generó una dinámica de desarrollo artístico que ningún “proyecto de cooperación” podría igualar (muy parecido a lo que ocurrió en Solentiname (Nicaragua) con la pintura primitivista que iniciaron los amigos de Ernesto Cardenal).
Dos hermanos artistas de El Remate que saben que dentro de esos trozos de madera hay formas preciosas esperando a que ellos simplemente las descubran
Y en artesanías Itzá, hacen las cosas, pero también saben usarlas (la marimba es, como en Nicaragua, uno de los instrumentos nacionales). Gracias a Pepo por el vídeo
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