En el seno de la discusión del borrador del IV Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016, que ya se hizo público, he podido echarle un ojo. Ya hay reflexiones del entorno en el que se aplicará y también reacciones al «no puedorrl» de Margallo. Me llama la atención como venden el tema de contracción presupuestaria como una oportunidad (pág. 63 y expresado de otras maneras en la introducción y muchos otros lugares del documento), en fin, quien no se consuela es porque no quiere. Parece que es que antes estaban tirando el dinero porque les sobraba…
- En la página 15 Siguen con el discurso de Cooperación-Marca España que no comparto por el fin utilitarista que destila (aunque sí es cierto que la cooperación española activa unos marcos vinculados a nuestro país que es necesario cuidar, pero no como fin último de promoción de esta marca que encima está vacía, por mucho que a continuación se declare en la página 17 que la cooperación española tiene como finalidad última la contribución al desarrollo humano, la erradicación de la pobreza y el pleno ejercicio de los derechos)
- En esta línea, no me gusta como incluye el sector privado empresarial como socios estratégicos de la cooperación al desarrollo (pág. 37 y pág. 41) No lo comparto en absoluto y personalmente siempre me he posicionado en contra (pregunta 8 del post) en este tema porque no creo que sea un fin de este sector el desarrollo humano, la erradicación de la pobreza y el pleno ejercicio de los derechos. Por ello los veo más como un agente de desarrollo a tener en cuenta de forma más operativa, pero nunca estratégica (incluso fijo que lo incluirán en los GEC (grupos estables de coordinación con terreno).
- En la página 18 menciona el apoyo a la descentralización y regionalización. Me parece un acercamiento superficial y echo de menos una declaración más en la línea de fortalecimiento del sistema institucional con enfoque de buena gobernanza y participación de la ciudadanía, imbricando en ese sistema la descentralización como un piso más que facilita este enfoque (o sea, no descentralizar por descentralizar, de lo cual se ha acusado en ocasiones a la cooperación como malas prácticas al pretender restar poder de intelocución a los estados de cara a otro tipo de negociaciones más «geo-estratégicas» y comerciales que no tienen nada que ver con la lucha contra la pobreza).
- En la página 45 menciona la investigación para el desarrollo, pero de forma muy superficial y sin una estrategia clara (dejando claro que no hay dinero…, toda una declaración de intenciones de la importancia que le van a dar).
- La estrategia de trabajo con las ONGD me parece poco clara, parece que quieren meter mano ahí con un instrumento más específico…
- En la página 52 hablan de los GEC, grupos estables de coordinación en terreno, donde entren diversos actores (como comentaba arriba, creo que ahí van a estar empresas españolas en el país de que se trate, lo cual me parece muy poco apropiado). Además no he visto mención a maneras de mejorar la coordinación en AECID de sede-terreno (donde todos sabemos que no es todo lo buena que debería). No he visto tampoco una estrategia clara de potenciación de recursos humanos para ejecutar el plan (donde hay gente contratada con un montón de responsabilidad y ni siquiera cubiertas con el estatuto del cooperante).
- En la página 54 hablan de coherencia de políticas con 4 puntos, que me parecen muy abstractos y poco realistas dado el ninguneo al que se está sometiendo a la propia política de cooperación al desarrollo (no solo a nivel presupuestario, aunque a nivel presupuestario es brutal).
- En la página 67 hace referencia a la estrategia de educación para el desarrollo, que en mi opinión no se caracteriza en este caso por la coherencia con las políticas de educación que se están promoviendo en el ámbito formal (por ejemplo suprimiendo educación para la ciudadanía o despojando a la educación de «valores», o al menos de una serie de valores porque a nadie se le escapa que despojar a la educación de valores es imposible).