Con la emergencia climática, social y econonómica que se acerca en plan tormenta perfecta (pero que ya se viene cociendo hace tiempo) yo veo tres opciones para abordar el re-equilibrio que, inexorablemente, tendrá que tener lugar. Esas opciones vienen dadas por dos visiones del mundo antagónicas de las que ya hablé, que han de marcar esa transición:
- Modo incontrolado. Catástrofe ambiental, social, económica o cualquier combinación. Ocurrirá si seguimos como hasta ahora, mirando hacia otro lado (casi siempre hacia el móvil). Incluso aunque se aborde alguna de las dos siguientes, a estas alturas nada nos garantiza que esta no se vaya a dar en alguna medida. Una pandemia aun más letal, efectos devastadores de cambio climático o contaminación química, crisis económica por la burbuja de la economía de financiarización galopante (en este libro lo explican muy bien), apocalipsis zombie o lo que prefiráis.
- Modo controlado 1. Ecofascismo. No hay sitio para todas en el paraíso tecnológico del bienestar (o al menos, no hay sitio para que todas vivan a todo tren). En El Hoyo o Snowpiercer lo cuentan más crudamente, pero lo entiendo mejor cuando veo Westworld, el Cuento de la Criada o algunos episodios de Black Mirror. Tenemos que ser menos y algunas parten con ventaja para ir acaparando recursos para lo que vendrá. En poco tiempo veréis a los más fachusquis Bolsonaros, Trumps, Salvinis, Abascales, Putins y hasta al 中國共産黨 (y quizás otros que parecen menos fachusquis ahora mismo) apostando por desarrollo endógeno (aranceles incluidos para compensar producción de bajo precio en otros lugares, o bajo condiciones poco éticas o ambientales, o porque simplemente les salen de sus partes ponerlos para promover la producción patria), repatriando multinacionales y, sobre todo, preparándose para la escasez (favoreciendo la desaparición de personas «poco productivas», siendo «poco productivas» lo que decidan unos pocos). Lo del control total de fronteras (incluso las digitales) ya lo tienen superadísimo, pero la cosa aun puede mejorar.
- Modo controlado 2. Decrecimiento consciente y corresponsable vigilado por la ciudadanía, sin dejar a nadie atrás. Técnicamente posible, ecológicamente todavía viable, éticamente más deseable, pero estamos hablando de apuesta por intangibles como educación corresponsable, olvidarse del todo para el pueblo pero sin el pueblo (las personas tendrían que participar mucho más de las decisiones y del control al gobierno) y de la promoción del hiperconsumismo y la competitividad entre personas, pueblos y países. Ah, y otra cosa, menos viajar en avión (y en cualquier cosa contaminante), ni personas ni mercancías; pequeñas y medianas empresas más apegadas al territorio (esto también está en ecofascimo, nadie dijo que una buena idea no pueda estar en las dos alternativas), fuera paraísos fiscales y otras exenciones para ricos (porque la idea es tratar de equilibrar las diferencias de renta, no como en los últimos años que no deja de crecer la desigualdad), cooperación internacional real para reducir también la brecha entre países (o si no el desequilibrio continuará) y, por supuesto, reducción del ritmo de extracción de recursos y del impacto ambiental de la actividad humana (sí, el PIB tiene que bajar, a eso se refieren los blasfemos decrecentistas, y no hay economía circular que valga, aunque puede ayudar en la transición).
Pasen y elijan.