>Ayer en Santiago de Compostela Carlo Frabetti habló a un abarrotado salón de actos de la Fundación Caixa Galicia sobre El Deber de la Información, tras ser presentado como una persona de perfil «renacentista» (me pareció acertada la denominación, visto la cantidad de proyectos e historias de diversos palos en las que ha estado y está colaborando). Yo, aunque interesado en el tema de información alternativa, y ya harto de la televisión (hace varios meses que no la tengo y realmente no la echo de menos ni un poquito), no lo conocía, pero simplemente el saber que fue guionista del mítico programa infantil La Bola de Cristal y el menos conocido El Duende del Globo ya bastó para decidirme. Los electroduendes me han marcado… (para explicarlo a las gentes de las nuevas generaciones, podemos decir que son como una especie de «lunnis con humor negro», humor este último que siempre ha de ser más inteligente que los otros tipos de humor, para no caer en el mal gusto).
Frabetti hizo primero un repaso de el concepto de la información desde que se empezó a emplear de forma masiva como «arma» (que él fijó en el nazismo, por cierto, empleó la dura la frase de que la guerra la perdieron unos nazis pero la ganaron otros…). Otro concepto que me gustó y comparto totalmente es el de «metacensura», algo así como la censura del propio concepto de censura que se da hoy en día, de forma que uno se puede creer todo porque como no hay nadie que recorte ni tache ideas, a nadie se le puede ocurrir que manipulen de forma tan sutil. En el franquismo ya era sabido que existía la censura, con lo que tanto el que informaba como el que buscaba información podían buscar maneras de burlarla. Lo sutil siempre es lo más peligroso…
Pasó a tocar una serie de conceptos y aspectos de lo que se daba hoy en día, comentando la ya conocida diferencia entre ver (pasivo) y mirar (activo), y como se dice en general «ver la televisión» (en la zona de Vigo es al revés, «ayer te miré», como alguien del público le comentó más tarde). También se da en la radio con escuchar y oir (había un programa no recuerdo en qué cadena que, con muy buen tino, no hablaba de sus oyentes, sino de sus escuchantes). Incluso habló del gran constructo de una realidad alternativa y falsa que muchas veces los grandes medios que dominan la información hoy en día tratan de transmitir, pero cómo hoy mucha gente que están buscando alternativas (incluso jóvenes, oh maravilla, de esos que no hacen botellón, o incluso algunos que hacen botellón pero tienen tiempo para otras cosas, que también los hay porque, para quien no lo sepa, estar de botellón todo el día además de cansado también es aburrido, y hasta caro). Con internet esas alternativas están al alcance de muchos (una pena que no se hablara abiertamente de la brecha digital, aunque Carlo la insinuó en varias ocasiones). Como ejemplos mencionó bastante temas de tortura, aunque como le ocurrió a lo largo de toda su intervención, quiso dar pinceladas esquemáticas de demasiados conceptos, y algunos no quedaron lo suficientemente claros dando lugar a comentarios. Hay algo que a mí no me acabó de quedar claro en los ejemplos de Frabetti y que no ví que ni él ni los que hablaron en el coloquio manejaran (ni siquiera alguien de Amnistía Internacional que hizo una serie de observaciones en general acertadas, aunque pecando de cierto protagonismo). Me pareció que se comparaba a la ligera la tortura que puede haber en las cárceles o comisarías españolas con la que hay en otras zonas (por ejemplo en guerra, o con tortura permitida). No es lo mismo una sociedad torturadora que una sociedad donde hay personas que torturan. Es la misma diferencia entre una sociedad en la que existe la pena de muerte reconocida por ley y una en la que en un momento dado una persona puede tomarse lo que piensa que es justicia por su mano. En España, si se detecta malas prácticas por parte de funcionarios de prisiones o policía, está contemplado que se castigue. Otra cosa es que se haga a escondidas o haya quien haga la vista gorda. En estos casos se debería perseguir a las personas, en el otro caso el tema es más de opinión pública e incidencia política.
Entre algunas soluciones o alternativas que propuso, y con lo que cerró la charla, me llamaron la atención tres conceptos:
– Vox populi: o lo que dice la gente (Carlo dio un listado rápido de consignas que grita la gente en las distintas manifestaciones a las que ha asistido, manifestaciones que él mismo reconoció que están bastante sesgadas por su posicionamiento ideológico, de base marxista como el mismo enfatizó, y como alguien le comentó en el coloquio).
– Don’t hate the media, be the media. Es el equivalente a si quieres cambiar algo, hadlo desde dentro, pero aplicado a los medios de comunicación. Y hoy con internet se puede recibir información y transmitirla llegando a algo más que nuestros vecinos o amigos, o como mucho con fanzines de tirada limitada y aun más limitada distribución, meritorios intentos a partir de los 60 de promover la cultura underground en todos los temas habidos y por haber, incluyendo la información alternativa a los grandes medios (cada vez más concentrados). Los blogs o bitácoras, las web, los feed, el correo electrónico e incluso los SMS facilitan esto.
– La bondad de la incredulidad (no me acuerdo cual fue su denominación exacta, pero esto servirá) : ya que muchos (presumibles) periodistas prácticamente tratan de hacer creíble información inventada o manipulada, entrando en la creación literaria (mismo de ciencia-ficción), se trata de dar la vuelta a lo que se pretende con la ciencia ficción que es sumergirte en esa ficción como si fuera real. En este caso sería «emerger de esa ficción que te venden como realidad».
En cuanto a los asistentes, me gustó que había gente de todo tipo, desde los más «intelectuales progres» (que muchas veces son los más intolerantes con la gente que no piensa como ellos, llegando a abuchear e interrumpir a personas que están exponiendo ideas con las que no están de acuerdo, en fin, los extremos se tocan…, aunque a veces lo que existe es simplemente mala educación), a gente proveniente de movimientos sociales de base, o de medios de comunicación alternativos, e incluso gentes «de la calle» (como se autodefinió alguien), que no sabe ya qué contarle a sus hijos sobre la situación del mundo.
De los muy impresionantes comentarios de algunos de los que intervinieron (no me gustan nada las intervenciones en coloquios de personas que solo exponen espectacularmente ideas muy loables para que el resto les aplauda, pero que no generan confrontación de opiniones ni profundizan en nada), me quedo con el de alguien que no tenía muy claro qué es eso de la educación para la ciudadanía y por qué hay tanto escándalo con ella (entre los que me incluyo), pero que se podría incluir en ella la educación para la información (por lo menos para ser críticos y saber filtrarla).
Por cierto, su blog es para los que están interesados por la ciencia y por todo en general (vamos, para los «renacentistas»).