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Honduras indignada (y España también)

21 junio, 2015 by sergio

Esta temporada en Honduras se ha venido dando un fenómeno poco común en el país y muy esperanzador. La gente está indignada y, lo más importante, lo está demostrando. Indignada sobre todo con la corrupción y la impunidad de quienes cometen delitos. Y la malversación de fondos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) ha sido la gota que (inesperadamente para algunos y afortunadamente para casi todos) ha colmado el vaso.

La iniciativa de un muchacho de emplear antorchas para la protesta se extendió por todo el país en un período de tiempo sorprendentemente breve. Los paralelismos con el movimiento 15M español son evidentes. En todos los rincones, por las calles, en las reuniones, en el trabajo, se habla de los problemas del país y soluciones, por parte de una población que comenzó a despertar quizás en el 2009 con el Golpe de Estado, pero cuyo discurso se enfoca ahora a cuestiones clave para la mejora de la vida en el país. Desde el 15M, también en España da una impresión de mayor interés y conciencia de la sociedad por temas políticos. Otro elemento que ha venido sirviendo de caldo de cultivo ha sido el desapego galopante de las sociedades de ambos países por las instituciones (AAPP, sindicatos, …).

En las encuestas oficiales hondureñas llama sin embargo la atención la buena valoración al ejército y la policía, valoración que a pie de calle no se observa, más bien al contrario… El caso de la policía es especialmente preocupante pero, con la militarización del país en nombre de la seguiridad, es muy común ver parejas bien avenidas de policía-militar compartiendo turno de vigilancia e incluso moto.

Dos elementos más que, de momento, están cuidándose mucho en las manifiestaciones de las antorchas en Honduras, son tanto el pacifismo de las mismas, como el impedir a personas políticas encabezarlas, evitando la presencia de colores políticos, logos o banderas de cualquier tipo de institución. Se trata de un movimiento de y para “la ciudadanía”, lo cual también se cuidó mucho y bien en el 15M. La actual “casta” hondureña se ha encontrado con manifestaciones semanales en casi todas las ciudades medianas y grandes del país, impulsadas sobre todo por jóvenes (muchos de ellos estudiantes) aunque, como en España, con una participación amplísima en rango de edad y condición social. Se trata de ciudadanía unida bajo la bandera hondureña (en Centroamérica los símbolos patrios tienen una enorme importancia, elemento distinto a España) que, como mensajes o lemas base de la lucha contra la corrupción e impunidad, tienen dos objetivos iniciales:

  • Que se vaya toda la clase politica bipartidista, personalizando en el actual presidente Juan Orlando Hernández (anterior presidente del congreso).
  • Que se constituya una comisión internacional que investigue hechos de corrupción e impunidad, similar a la de Guatemala (si bien entre cierta frustración por tener que contar con entidades de fuera del país, pero dado que la creada a nivel nacional es un paripé…)

 

Manifestación en San Lorenzo el 14 de junio con uno de los lemas más repetidos «FUERA JOH!)

 

El desprecio y sonrisas condescendientes de “la casta” hondureña se han convertido en cierta preocupación. En muchos casos se ha reaccionado como otras veces: ya pasará y todo seguirá igual. En cambio, en otros casos, ya ha habido quién desde el gobierno ha querido aprovechar esta ola, hablando de lucha contra la corrupción “caiga quién caiga” (incluyendo presuntos corruptos), lo cual ha indignado aun más a la gente con su cinismo. Los primeros movimientos de represión se empiezan a adivinar, tachando a quien se manifiesta de extremistas, violentos, etc. Ojalá sea demasiado tarde para apagar el fuego de las antorchas, igual que en España lo fue para parar Las Mareas. Hasta la poderosa inglesia católica hondureña ha hecho patente su apoyo al movimiento (parece que desde Roma se han tomado en serio lo del cambio de estrategia hacia una “politización” y mayor cercanía al pueblo, y así lo están mostrando con la promoción de sacerdotes activistas a puestos de mayor importancia, o al menos no apartándolos de sus parroquias a pesar de sus mensajes movilizadores). Mientras tanto, será necesario seguir exigiendo justicia, transparencia y buen gobierno, de forma pacífica, para asegurar más y más apoyos al movimiento. El mantenerse como movimiento “de personas” será también clave. Continuar con las actividades en el tiempo, incluso creando nuevas para mantener el interés y el movimiento, recuperando la calle, debería servir para no quedar en el olvido y ganar la atención de los medios de comunicación. Los medios de comunicación también han sido muy criticados (otro paralelismo con España), si bien hay algunos alternativos y muchas personas profesionales que han arriesgado sus vidas o las han perdido, por denunciar casos de corrupción e impunidad (Honduras es de los países donde ser periodista es más arriesgado, de ahí el seguidismo de muchas de estas personas profesionales, pero sorprendentemente muchas otras no dudan en transmitir lo que realmente está pasando, incluyendo el tema de las manifestaciones, que incluso empiezan a encontrar su hueco en los grandes medios).

Alargar este proceso también debería servir para, en paralelo, forzar un diálogo social nacional de bases de organizaciones con el gobierno (las cúpulas están en casi todos los casos demasiado acomodadas, desgastadas y desprestigiadas, tanto en AAPP como en sindicatos e incluso muchas organizaciones de la sociedad civil; otro paralelismo con España). Este diálogo ya no sería el primero, pero en este caso tendría que ser la sociedad civil quien marque la agenda y las reglas, ya que en otro caso servirá para lo de siempre, que el presidente de turno se haga la foto y todo sean buenas palabras para frenar las acciones de cambio (otra maniobra clásica ha sido crear “comisiones políticas” para investigar casos de corrupción que solo servían para llevarlos a punto muerto y que se enfriaran).

Ir consensuando y madurando propuestas concretas a implantar será también importantísimo para materializar los cambios. En el caso español, esto ocurrió apoyándose en ideas ya existentes (pero que mayoritariamente se consideraban utópicas o de partidos irrelevantes), que cristalizaron y tomaron cuerpo en las discusiones de plazas, foros ciudadanos, comisiones, etc., para luego ser adoptadas y retroalimentadas por nuevos partidos o por otros con más trayectoria pero que apostaron por la regeneración y un nuevo modelo de desarrollo social. Algunos partidos en Honduras están tratando de empezar a hacer esto (el Partido Anticorrupción o el Partido Libre, este último con más lastre de “vieja política”, aunque conservando el aura de oposición al Golpe de Estado), pero aun no acaban de ser conscientes de la importancia de no injerencia en los procesos populares (que a medio plazo en realidad les favorecerán, siempre que estos partidos mantengan la coherencia y orientación hacia la justicia social). Los que decían que haembajada_DSC_0916bía una mayoría silenciosa contra las propuestas del 15M que no estaba en la calle y que, si esa pandilla de jovenzuelos punkies perroflautas querían cambiár las cosas que entraran en política, menos de tres años después han visto como Las Mareas les están comiendo los cimientos (ya no los nuevos partidos o los más “alternativos” que ya había, en España lo que ha funcionado mejor han sido las candidaturas de unidad popular, quien quiera entender que entienda). Quizás en Honduras ese fuego purificador de antorchas caseras llegue en poco tiempo a hacer lo mismo. Desde muchas de las ONG de Desarrollo que trabajamos allá, valoramos este proceso de emancipación de la ciudadanía hondureña como mucho más importante que las migajas que la cooperación española está tirando a Honduras. Yo espero que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada de España en Honduras (que a juzgar por los logos que se ven en muchas zonas se ponen al mismo nivel que el propio ministerio, hay que vender Marca España) al menos no molesten en estos procesos (por de pronto, ya quieren construir un aeropuerto con fondos de condonación de la deuda española, en vez de enfocarlos en lo priorizado en la población más prioritaria o en las líneas de trabajo que en el Marco de Acción País se preveían, después de haber vendido lo participativa que había sido su elaboración).

 

Viva Honduras, del cantautor hondureño Polache, auténtico himno de la Honduras Indignada


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