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Tecnología para el desarrollo humano, más allá de las tecnologías apropiadas

3 febrero, 2014 by sergio

En canal solidario dejé un artículo que habla sobre neutralidad tecnológica y la necesidad de superar el concepto de «tecnologías apropiadas». Estos días lo podéis ver en la portada y si no aquí

bombas_inteligentes

Actualización 4 de julio: con la mala noticia del cierre de Canal Solidario, aquí transcribo el artículo

Imaginemos una actividad para la que se necesita un tipo de tecnología y como óptimo se busca que sea:

  • Fácil de encontrar o fabricar, preferiblemente que se puede hacer en la zona, fácilmente replicable o adaptable, además de barata.
  • Fácil de reparar y mantener, incluso por los propios usuarios, y resistente.
  • Culturalmente aceptable y asimilable.
  • Que supere en eficiencia y eficacia a tecnologías anteriormente empleadas para la misma actividad, y de forma que el incremento de eficacia haga que compense el aprendizaje de uso a los posibles usuarios y usuarias (y se la apropien).

Una tecnología que cumpla estas características parece apropiada (tanto en el sentido de apropiación por quienes la vayan a usar como por ser adecuada para cubrir la necesidad para la que se va a usar). De hecho, estas son las característica más importantes de lo que se ha dado en llamar tecnologías apropiadas. Pero, desde que ese concepto se empezó a definir, a finales de los años 60 del siglo pasado, el debate sobre esta terminología ha ido generando nuevas denominaciones como el de tecnologías con rostro humano, tecnologías intermedias y otras.

Sin embargo, en cualquiera de estas denominaciones se está poniendo en el centro a la propia tecnología (el adjetivo describe a la propia tecnología) obviando en muchas ocasiones su propósito final y por tanto despojándola de su componente ético-político. Filósofos como Marcuse o Habermas han reflexionado sobre si es posible aislar totalmente la tecnología de esa componente ético-política. Ha habido y hay intereses de neutralizar a la tecnología diciendo que “no es buena ni mala”, aunque en ocasiones se matiza que “depende de como se use”. En Ingeniería Sin Fronteras tenemos la opinión de que ese uso viene definitivamente determinado por una intencionalidad profunda de la tecnología concreta a la que nos estamos refiriendo y, sobre todo, del modelo de desarrollo en y para el que se concibe. Se da por tanto una dualidad. Por ejemplo, las armas desarrolladas en el siglo XX, tomadas aisladamente, pudieran considerarse en ciertos contextos como tecnología apropiada (e incluso que tengan una finalidad concreta que no parece ir en contra del concepto de promoción del desarrollo humano global, si se trata de protección de población civil, por ejemplo). Pero en el contexto de carrera armamentística en el que se desarrollaron, la intencionalidad profunda de las armas no parece muy en la línea de lo que se suele entender por desarrollo humano, ¿no? De ahí la tendencia “anti-armamentística” de la asociación (que ha participado activamente en campañas como No a la Investigación Militar).

De estas reflexiones se ha ido (y continúa) construyendo el enfoque de tecnología para el desarrollo humano (TpDH), donde se toma a la tecnología como un medio para lograr un fin, teniendo siempre en cuenta esa intencionalidad profunda (con su consiguiente componente ético-político), pero sin perder de vista esa dualidad. El fin es el desarrollo humano, sea lo que sea, ya que es un concepto en permanente discusión. Lo que parece que va generando acuerdo es que ese concepto tiene que ver entre otras cosas con derechos humanos, igualdad de oportunidades, equidad, protección de personas y grupos vulnerables y acceso a servicios básicos y, algo quizás más importante, la soberanía individual y de cada pueblo y el derecho a la participación en la definición del desarrollo dada por el concepto de ciudadanía. Pero tampoco se pierde de vista la componente técnica más neutral, compartiendo para ello el concepto de tecnologías apropiadas.

Ingeniería Sin Fronteras entiende que, por principios éticos, la tecnología debe estar al servicio del ser humano y que, para conseguir esto, es necesario enfocar su gestión desde una perspectiva de generación de conocimiento y empoderamiento. Cuestiona, por tanto, la relevancia de las tecnologías clasificadas intrínseca y únicamente como apropiadas, así como los programas de desarrollo tecnológico que no incorporan la visión y la participación del usuario final desde su propia definición (clave para ello el enfoque de fortalecimiento de capacidades y derechos), y una finalidad de desarrollo humano. De ahí la importancia de incluir este enfoque en cualquier acción de desarrollo donde se emplee tecnología en su sentido amplio (soluciones materiales y también metodológicas) y no sólo en el ámbito de la cooperación internacional (que es donde inicialmente surgió e Ingeniería Sin Fronteras lo adoptó como su rasgo de especialización casi desde su nacimiento como federación de asociaciones hace ya más de 20 años).

¿Por qué el enfoque TpDH es clave dentro de cualquier acción de desarrollo?

Porque la tecnología es un hecho inherentemente humano, está presente en prácticamente cualquier actividad humana hoy en día. La introducción de nuevas tecnologías o el desarrollo de las existentes en una sociedad constituye uno de los medios para contribuir a su desarrollo, pero no de cualquier manera.

Porque los adelantos en el desarrollo humano y la erradicación de la pobreza logrados en el siglo XX se han basado en gran medida en adelantos tecnológicos.

Por la constatación de que, acompañando procesos de desarrollo, es posible cambiar la realidad especialmente a través de dos instrumentos, diferentes, aunque íntimamente relacionados:

  • Las acciones directas de acompañamiento de las personas y comunidades más necesitadas en la construcción de su propio desarrollo (dimensión local).
  • Las acciones de influencia en el plano político destinadas a cambiar el marco de relación entre los distintos actores sociales, tanto en el ámbito local como en el internacional (dimensión global).

En ambos casos la tecnología juega un papel importantísimo, en el primer caso de la mano de acceso a servicios básicos y empoderamiento, y en el segundo por la dimensión global del consumo tecnológico y su vinculación a los Derechos Humanos (explotación laboral en la obtención de materias primas, por ejemplo). De esta manera, la tecnología está directamente relacionada con el modelo de desarrollo imperante, por ello es necesario orientarla hacia la promoción del desarrollo humano basada en valores y principios distintos a los que el modelo actual impone (hiperconsumismo,el capital antes que las personas, competitividad a todos los niveles, individualismo, etc.).

¿Y QUÉ PUEDO HACER YO?

  • Todas las personas somos usuarias de tecnología, y con ese uso podemos cambiar el mundo (al usar tecnología también hacemos política). Profundiza sobre el concepto de tecnología para el desarrollo humano para defender el hecho tecnológico incluyendo su componente ético-política. Aquí hay un repositorio donde se irá recopilando documentación sobre el tema ordenada según su complicación.
  • Defiende una educación en tecnología no basada en la parte más técnica, sino integral y con enfoque de desarrollo humano. Para empezar, que no resten horas a la asignatura de tecnología (como ocurre con la LOMCE) por una pretendida implantación “transversal” de los aspectos tecnológicos en otras materias, lo cual sólo es una manera de invisibilizar la parte más filosófica-ética de la misma, que se podía incluir en el curriculum de la asignatura, dándole más importancia a la parte más utilitarista (y neutral) de la tecnología. Hay distintas plataformas que defienden que se mantenga esta asignatura, como PEAPT.
  • Apoya y difunde campañas que visibilicen la tecnología como hecho integral que e puede facilitar un “buen vivir” para todas las personas (con especial atención a los grupos “sin voz”), como las de Electrónica Ética, Ciencia Libre, No a la investigación militar, acceso y buena gobernanza de servicios básicos como TIC (con la promoción del uso de software libre y hardware libre), agua, energía , soberanía alimentaria, tratamiento adecuado de resíduos, etc.
  • Participa en movimientos que defienden la soberanía tecnológica como un aspecto clave del “ejercicio de ciudadanía activa y responsable” y huyen de la interesada neutralidad tecnológica que se pretende imponer. Pueden ser desde algunos movimientos de hackers o makers, a asociaciones de desarrollo como Ingeniería Sin Fronteras o ambientalistas como Amigos de la Tierra o Ecologistas en Acción, o simplemente grupos que practican alguna modalidad de la filosofía DIY (do it yourself), desde manualidades a huertos urbanos.

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