La Cuculmeca, una organización referente de defensa de los derechos humanos del norte de Nicaragua, ha sido ilegalizada por el gobierno de Daniel Ortega.
¡Qué gran tristeza ver como los autoritarismos (y mesianismos) acaban con la participación ciudadana plural y crítica! ¡Qué diferencia de cuando, en 2006, el sandinismo volvió a ganar las elecciones! ¡Qué ilusión había! Era una ilusión para mí sorprendente, viniendo yo como venía de un escepticismo político que, sin embargo, abandoné en parte en esa época en Nicaragua, y también en parte con lo que generó el 15M en España. Desde entonces, a base de hostias, me reafirmé en que las buenas ideas son necesarias para mejorar el mundo, pero aun importan más las buenas personas que sepan cuándo cuidar, cuándo empujar, cuándo ponerse a tirar y, por supuesto, cuándo apartarse. La revolución es un proceso, una mejora continua, nunca un fin. Y por eso, ese fin nunca justifica los medios. En La Cuculmeca había muchas personas que sabían eso, y yo aprendí de ellas… Ahora solo queda seguir denunciando y buscar nuevas maneras de hacer activismo. La gente allá está buscando como empezar a hacer otros tipos de activismo. En Nicaragua ahora va a ser un momento más de activismo político por los derechos civiles (hace tiempo que lo es, de hecho). Aquí encontrarán acompañamiento.