RSS Feed

Posts Tagged ‘Bretaña’

  1. >CRÓNICAS DE BREIZH, 7.

    febrero 10, 2010 by sergio

    >La visita a Quiberon, entrando en el brazo de tierra que lo comunica con la costa también merece la pena (aquí hubo intentos de desembarco por parte de los simpantizantes monárquicos contra los revolucionarios franceses a finales del siglo XVIII). En Auray, enclave estratégico a orillas de un río (ya desde el siglo XIV, donde tuvo lugar la batalla de Auray) estaban celebrando unas originales justas acuáticas (mejor ved el vídeo, es difícil describir con palabras), y luego pasamos por tres pueblos a cual más bonito (todos ellos Petite Cité de Caracter): Josselin, con su castillo impresionante; Malestroit, precioso, al borde del canal Nantes-Brest; por último, al atardecer, Rochefort en Terre, ideal para callejear y descubrir sorprendentes rincones a la luz de focos colocados por un artista creando senderos luminosos. Unos crépès con sidra sirvieron para completar el día y despedirse de esta tierra (aunque se come bien, me quedo con Galicia…).

    Un buen consejo, si es que se va con idea de gastar poco dinero, es alojarse en los camping municipales, muy decentes y bastante baratos (menos de 10 euros por persona, aunque siempre sale mejor ir varias personas). La acogida es hasta las 20:30. Los camping privados son bastante más caros (están bien si se va con niños), y además están las chambres d’hôtes, que son como casas de huéspedes, algunas de ellas con mucho encanto (casi tipo casa rural), y no suelen ser demasiado caras (aunque sí más que los camping). Además, si algunos días se compra comida en algún supermercado o tienda, el ahorro es mucho mayor (los supermercados Netto o Les Mousquetaires son los más baratos). En cuanto a la gasolina, si viajais con vehículo privado, siempre que sea posible tratad de repostar en supermercados, donde la diferencia puede ser muy grande respecto a las estaciones de servicio.Por otro lado en esta zona hay muchas autovías, donde no hay que pagar peaje (aunque las carreteritas tienen más encanto), y en cada pequeña ciudad hay bastantes baños públicos (al contrario que en España) e información turística amplia sobre toda la región.

    Con todo esto, no es extraño que esta zona sea destino de artistas de todas clases que dan vida a la mayoría de los pueblos.  

    ¿Que si es parecido a Galicia? Es posible que algo del paisaje y el clima sí, y también su cultura rural y de pesca, con el aura celta presidiendo todo. Y ahí se acaba el parecido. Los estuarios, casas de piedra, picudos campanarios en cada pueblecito y muchas muchas flores, además de ocasionales cruceiros de piedra, y ocasionales atisbos de reafirmación de lo bretón, son la señal de identidad de esta zona, de un tamaño similar a Galicia, pero bastante más homogénea en paisaje, paisaje que está mucho más cuidado, ordenado y orientado hacia el turismo sin abandonar la producción agroindustrial. En resumen, un lugar de donde Galicia podría aprender mucho como modelo de desarrollo, pero no de conservación de la cultura autóctona… (Francia ha sido si cabe más centralista con las culturas que conforman el estado francés que España, y el rodillo francés ha sido bastante más devastador con esas culturas que el que se ha dado en España, a pesar de sus católicas majestades).

    Josselin y su castillo

    Malestroit, a orillas del canal

    Plaza en Malestroit 
     
    Rochefort en Terre, plaza típica

    Rochefort en Terre de noche, oficina de turismo

    El crucero de la plaza, ahora de noche 


  2. >CRÓNICAS DE BREIZH, 6.

    enero 25, 2010 by sergio

    >Séptimo día. Hasta hoy, la lluvia prácticamente sólo había hecho acto de presencia por las noches (cuando la tienda de campaña nos protegía). Pero al llegar a Concarneau llovía tanto que ni apetecía salir del coche… Cuando nos decidimos, mereció la pena, porque fue para entrar en la zona fortificada de la ciudad, llena de rincones curiosos (como la puerta donde sacaban a los presos a la barca para llevárselos, o la travesía marítima más pequeña del mundo, desde la ciudad fortificada a una parte del puerto), y también las inevitables tiendas de recuerdos.

    El mediodía y la tarde las pasamos en Lorient, muy conocida por el Festival Intercéltico que “casualmente” había empezado el día anterior. Este año (y esto sí fue verdadera casualidad), estaba dedicado a Galicia. Las actuaciones son caras (y al ser los platos fuertes artistas gallegos ya los habíamos visto casi todos), pero lo que más me gustó es el ambientillo en la zona del festival, con puestos de infinidad de cosas que tengan que ver (aunque sea de lejos), con la cultura y el mundillo más o menos mercantilizado sobre temática celta. Trisqueles por doquier, gaiteiros y grupos espontáneos aquí y allá. Simplemente pasear por la zona del festival era un placer, viendo las carpas de los distintos países celtas (la de Galicia era el más grande, promoviendo el Xacobeo 2010 y los productos de Galicia Calidade, todo lo que sea ayudar a superar la crisis en la región que más va a tardar en superarla del país de la OCDE que más va a tardar en superarla, bienvenido sea…). Decidimos coleccionar folletos de los distintos idiomas propios de los países celtas, todos en peligro de desaparición víctimas de la uniformización cultural a la que fueron sometidos por los descendientes de francos, sajones y visigodos respectivamente. El gallego debe ser el que goza de mayor salud, con eso os lo digo todo…

    Ya anocheciendo llegamos a Vannes, una preciosa ciudad (de día y de noche) en cuyo camping municipal decidimos quedarnos un par de noches para poder disfrutar de los alrededores tranquilamente al día siguiente.

    Y llegó nuestro octavo y último día en Bretaña. Desde Vannes es obligatoria la visita a Carnac, y ver en directo las alineaciones de menhires que estudiábamos en el cole y poder entrar en un cairn bien conservado por un euro (aunque el entorno está bien, queda algo desdibujado por una enorme depósito de agua elevado que hay cerca).

    Vannes de noche
    … y más Vannes
    Alineaciones de Carnac
    Cairn en Carnac

  3. >CRÓNICAS DE BREIZH, 5.

    enero 17, 2010 by sergio

    >El quinto día tiramos por la costa desde Brest hacia el norte, primero por la Conquet y la punta de St Mathieu, y la zona del faro de Kernarvan. También pasamos por St Renan, unos kilómetros tierra adentro, una pequeña villa con mucho movimiento cultural. Cerca está el menhir de Kerloas, el más alto de Francia con sus 9 metros, en medio de unas huertas, donde habíamos ido antes de llegar a St Renan. Ahí las parejas deben frotar sus vientres contra unos salientes a ambos lados del menhir, por diferentes motivos según su sexo…
    Volviendo hacia la costa nos paramos en las dunas de Ploudalmezeau, para comer entre los árboles que luchan contra el avance de la arena. También es aconsejable pasar por Lilia y ver el Faro de la Virgen, que con sus 82,5 metros es el más alto de Europa, y el más alto del mundo hecho en piedra.
    Luego continuamos por la costa hasta la zona de Kerlouan, donde es imprescindible ver el “site clasée” de Meneham, un auténtico museo etnográfico al natural, en un pueblo de pescadores y agricultores protegido del mar por unas enormes formaciones graníticas, y donde ahora los artistas locales exponen sus creaciones, y se pueden ver las casas tal como eran hace 50 años.
    Toda la zona tiene mehires y dólmenes por aquí y por allá, y cada pueblecito tiene lugares con encanto (como la plaza de Plouescat). Aun hubo tiempo para dos platos fuertes, la villa de Roscoff, y St Pol de Léon, ambas muy próximas (esta última impresionante de noche), antes de volver al camping por la autovía hacia Brest.

    El sexto día, tras pasar nuestra segunda y última noche en Relecq, continuamos hacia el sur, hacia la península (presqu’île) de Crozon, donde hay que ver la Tour Vauban, y la pointe de Pen-Hir, con les Tas des Pois y la costa de la pointe de Dinan y su arco de piedra. Fuimos bordeando la Baie de Douarnenez para entrar ya en la región de Cornouaille, parando en Locronan (imprescindible), pasando por Douarnenez y deleitándonos con la costa de la Reserve du Cap Sizun. La famosa Pointe du Raz, quedó bautizada como “la estafa de Francia”, ya que sólo aparcar costaba 6 euros (eso sí, daba derecho a entrar todo el año, pero para 1 hora como que no compensaba…), a no ser que estuvieras sólo 10 minutos, lo cual apenas te llegaba para atravesar desde el aparcamiento la zona del mercadillo (vaya negociete que tenían ahí) simplemente para ver el mar y un farito al que se podía llegar con una rutilla (que por supuesto en 10 minutos no podías hacer).
    Al atardecer llegamos a Quimper, donde nos quedamos en el camping municipal (como no). Impresionante la cantidad de pasarelas llenas de flores sobre el río (parece ser que eran antiguas entradas particulares desde la zona “popular” de la ciudad hacia las casas señoriales del otro lado del río). Como el resto de las villas de Bretaña, merece la pena verlo por el día y por la noche (y aquí tuvimos festival de jazz callejero incluido, que animaba hasta bastante tarde las zonas de marcha).

    Punta de St Mathieu, precioso lugar para pasear (y realmente la punta más al oeste de Francia)

    El menhir de Kerloas

    Saint Rennan
     Dunas de Ploudalmezeau
     
    Fare de la Vierge

    St Pol de Leon, catedral

    Costa de la Península de Creuzon

    Plaza principal de Locronan

    Impresionante, reserva del Cap Sizun

    Quimper de día…

    …y de noche
    Enlaces relacionados:

    Crónicas de Breizh, 1.
    Crónicas de Breizh, 2.
    Crónicas de Breizh, 3.
    Crónicas de Breizh, 4.
    Crónicas de Breizh, 5.
    Crónicas de Breizh, 6.
    Crónicas de Breizh, 7.
     


  4. CRÓNICAS DE BREIZH, 4.

    enero 2, 2010 by sergio

    >El cuarto día vimos la costa de granito rosa, desde Perros-Guirec a Trebeurden para luego al atardecer ir por autovía a Brest.

    En Plounarch hay una vista de la playa y un castillo en una de las islas que merece mucho la pena. También está por esa zona la Isla Grande, zona vacacional. Lannion tiene también cierto interés, pero ya nos dirigimos a Brest, ya en el Departamenteo de Finistère, para establecer las base para dos noches más (y con gran acierto, porque se puso a llover a cántaros). Llegamos a la tarde y dimos un paseo, pero no nos llamó demasiado la atención, ya que fue una ciudad muy castigada por la guerra mundial, y lo que llama la atención es su base naval y el castillo. Tampoco tiene camping municipal, pero en la carretera saliendo de la ciudad hacia el sur, en Le Relecq-Kerhuon, había uno muy cuco donde nos quedamos esa noche y otra más. Aun hubo tiempo de acercarse a Daoulas a ver su mercado de tarde de “produits du terroir” (deliciosa sidra de la zona, hortalizas, fresas, crépès y licores varios…, incluso cerveza de la zona), y a Plougastel, a ver su calvario (es como los cruceiros gallegos, pero más elaborados, se dice que se hacían cuando una gran peste o problema se cernía sobre una zona para atraer la bondad del cielo, en este caso el mal debía ser muy muy grande, ya que es de los más sobrecargados y elaborados de Francia).

    Acantilados de granito rosa

    Plounarch
    Lannion, con sus escaleras hacia la iglesias de Brelevenez y cruceiro en primer plano

    Calvario de Plouegastel

    Enlaces relacionados:

    Crónicas de Breizh, 1.
    Crónicas de Breizh, 2.
    Crónicas de Breizh, 3.
    Crónicas de Breizh, 4.
    Crónicas de Breizh, 5.
    Crónicas de Breizh, 6.
    Crónicas de Breizh, 7.


  5. >CRÓNICAS DE BREIZH, 3.

    diciembre 13, 2009 by sergio

    >

    El tercer día nos acercamos a Dinan, cerca de Saint-Malo, aunque ya en la Côte d’Armor, con sus preciosas murallas (merece mucho la pena), y luego fuimos por la espectacular costa desde Binic a Paimpol, pasando por Plouha, donde están los acantilados más altos de Bretagne (y si tienes suerte puedes encontrar el camino hacia alguna playita en la que darte un chapuzón, aunque eso sí, no esperes el agua del Mediterráneo…). Paimpol es una ciudad bonita, pero demasiado opulenta para mi gusto, al contrario que Tréguier, mucho más pequeña (declarada Petite Cité de Caracter, no os perdais las que tienen esa denominación), y encantadora. Desde Tréguier hasta Perros Guirec merece la pena ir por la costa, pero no espereis encontrar lugares baratos en Perros, lugar con grandes mansiones o “manoirs” (ni siquiera hay camping municipal, tuvimos que quedarnos en el municipio de al lado, Louannec).
    Las calles de Dinan…
     
    Acantilados en la zona de Plouha…
     
    …donde uno puede nadar si no necesita agua muy caliente…
     
     Treguier, interior de su catedral
     
     Treguier, la plaza de la catedral
    Vista desde el camping de Louannec hacia Perros-Guirec

    Enlaces relacionados:

    Crónicas de Breizh, 1.
    Crónicas de Breizh, 2.
    Crónicas de Breizh, 3.
    Crónicas de Breizh, 4.
    Crónicas de Breizh, 5.
    Crónicas de Breizh, 6.
    Crónicas de Breizh, 7.


  6. CRÓNICAS DE BREIZH, 2

    noviembre 17, 2009 by sergio

    >

    El segundo día en Bretaña fuimos a Mont Saint Michel, que ya no pertenece estrictamente a Bretaña, pero que sí figura como lugar obligado de visita en todas las rutas turísticas de Bretaña, ya que está en la misma bahía que Saint-Malo (bahía que lleva el nombre de Saint Michel). La estampa al irse acercando impresiona, ya que aunque a lo lejos parece de juguete, ya se es consciente de su inmensidad. Y por dentro…, pues turismo en estado puro, aunque aun así merece la pena (cuidado donde dejais el coche, que con determinadas mareas puede haber zonas del parking que queden cubiertas por las aguas). Nos quedamos con ganas de verlo de noche (también uno se puede alojar dentro, y posiblemente merezca la pena…).

    Impresionante
     El brazo de tierra que lo une al continente, un puro parking
     Desde las murallas…
    Despidiéndose

    La vuelta a Saint-Malo fue por la carreterita de la costa, con casitas primorosamente restauradas y llenas de flores (algo común en Bretaña, al menos en esta época), hasta llegar al pueblecitode pescadores de Cancale a tiempo para comerse unas ostras de las que venden en pleno puerto en unas bandejitas con una rodajita de limón, nada de ir a los restaurantes (menos intermediarios…).


    Por la carretera de la costa hacia Cancale…
    Y al extremo de la Bahía, perdido en la bruma, el Mont-Saint Michel
    En Cancale, las ostras…
    …que se podían comer al lado mismo de donde se sacaban

    En la costa desde Cancale de vuelta a Saint Malo
    A la tarde tuvimos tiempo de acercarnos a Dinard, que dicen que gana de noche, pero nos pareció un lugar de veraneo y casas residenciales bastante “pijo”… Otros lugares de esta zona que no visitamos y tienen buena pinta: Vitré, Fougéres, Comboug, Rennes y algo más adelante la Forêt de Paimport con sus leyendas artúricas.
    Vistas a Dinard
     
     Vistas a Saint Malo
    Enlaces relacionados:

    Crónicas de Breizh, 1.
    Crónicas de Breizh, 2.
    Crónicas de Breizh, 3.
    Crónicas de Breizh, 4.
    Crónicas de Breizh, 5.
    Crónicas de Breizh, 6.
    Crónicas de Breizh, 7.


  7. CRÓNICAS DE BREIZH, 1

    noviembre 6, 2009 by sergio

    >

    En la Bretaña francesa (Breizh en bretón) se mezclan los menhires y dólmenes con lo celta y las legiones romanas que vigilan a la provincia rebelde desde Rennes y Nantes, con las leyendas artúricas, las meigas y leyendas, las proezas de los caballeros bretones frente a francos y los ataques de sajones y vikingos, para luego pasar convertirse en corsarios o filibusteros en las ciudades costeras, o en comerciantes antes de quedar imbuidas de la tranquila melancolía de los pueblos pesqueros y agrícolas. Todo esto ha hecho de Bretaña un mosaico que está consiguiendo ponerse en valor, de forma que el viajero se sumerge en la historia hasta casi ahogarse en ella.
    La idea de recorrer la Bretaña hacía mucho que nos rondaba la cabeza, y este verano fue el momento. Sin demasiada planificación (de hecho imprimimos los mapas de google docs el mismo día de la partida, sin saber ni donde íbamos a pasar la noche, y mucho menos sin un itinerario, que luego sí fuimos esbozando durante el propio viaje hacia Francia), salimos en coche desde Santiago de Compostela precisamente el día de Santiago, en un contra-peregrinaje que nos llevó lejos de las ciudades grandes como Rennes o Nantes (quedarán para otra ocasión).
    Tras pasar la primera noche en el único camping que conozco situado en un polígono industrial (el resto de los alrededores estaban todos ocupados), cerca de San Sebastián, llegamos al atardecer del segundo día a Saint-Malo, la ciudad corsaria, en Haute Bretagne. La idea era empezar el itinerario en la parte norte y bajar hacia el sur por la costa bretona, tratando de pasar más de una noche en los camping de ciudades medianas-grandes desde donde moverse a los alrededores (de forma que también hubiera algún sitio interesante para ver por las noches, ya que Francia no se caracteriza precisamente por su “movida nocturna”). En Saint-Malo, la zona cercana al camping municipal es muy bonita y tranquila, con un torreón al lado del mar, y algún restaurante donde sirven especialidades de la zona que merece la pena probar (una torta rellena de vegetales o carne, con su correspondiente cerveza o sidra, por ejemplo). Un buen paseo hacia la ciudad fortificada, y paseo nocturno en el entremuros, que nos sorprendió por su gran actividad nocturna, además de por su belleza.

    El torreón, cercano al camping municipal

    El mar y zona costera en el entorno del torreón fortificado

    Las gárgolas vigilan las calles en la zona vieja entremuros
    Vista de la zona de entremurallas al anochecer, con las grúas del puerto como contrapunto.

    Baños públicos en todos los lados (lo cual es de agradecer, porque bares no hay tantos como aquí…)