Estambul es un lugar para descubrir. Mezquitas que llaman a los fieles 5 veces al día, toda la gama de vestimentas (desde las más desinhibidas a las más conservadoras), la ciudad más grande de Europa, la única ciudad que es de dos continentes (y encima no te piden pasaporte para pasar de uno a otro), gatos, darbukas y laúdes, Atatürrrrrrrrk, Efes Pilsen (pero no en todos los sitios), gente amabilísima… ¡¡Qué ganas tenía de ir!! (y ahora que he ido, veo que tenía aun más ganas de lo que pensaba). Me he retrasado bastante en la crónica, pero hoy es el primer capítulo.
Si se llega al aeropuerto de Atatürk es fácil viajar a la zona histórica (Sultanahmet) en transporte público (tranvía-metro con un transbordo, por ejemplo). Ahí se pueden encontrar muchos hoteles y hostales de precios variados (habitaciones dobles desde 30 euros en temporada baja con desayuno). En la zona asiática es mucho más barato, pero si se va pocos días puede cundir más estar cerquita de los sitios más monumentales para tener mejor acceso.
Y lo primero, ya que nos tocó lluvia el primer día, fue el Gran Bazar. Pero también quisiera empezar con Estambul nocturno, flipante…