Cuando se hace cualquier actividad, por ejemplo en el trabajo con el que uno se gana la vida, creo que se debería ser consciente de la finalidad última del mismo (ya que el trabajo en si puede ser muy similar gestionando una base de datos de clientes de una empresa de productos agrícolas ecológicas que una de clientes de empresas de armas). Si esa finalidad no coincide con nuestros valores, puede ser un problema (y muchas veces es preferible por tanto no cuestionarse esa finalidad o si no poner excusas del tipo «si no lo hiciera yo ya vendría otro que lo hiciera» para tener la conciencia tranquila). En otros casos se es dolorosamente consciente de la finalidad última de lo que se está haciendo (aunque se sea un pequeño eslabón de la cadena), pero por las circunstancias que sea no se puede prescindir de ese trabajo. Eso en mi opinión es esclavitud moral y nadie debería estar obligado a esto (pero ya sabemos que hay muchas cosas en el mundo que dejan mucho que desear).
Por otro lado están las formas, que también pueden ser motivo de dilemas morales en la persona trabajadora si las cosas no se hacen como uno esperaría (malas condiciones laborales incluso en el caso de muchas instituciones que se supone que luchan por lo contrario, uso de tecnologías perjudiciales para el medioambiente cuando se podrían usar otras más adecuadas o usarlas de otra manera más eficiente, etc.). En este caso depende de la persona y del puesto que ocupe el tratar de o el poder mejorar las cosas desde dentro, lo cual no suele estar tan al alcance en el primer caso (a no ser que se tenga poder al trazar la misión y valores de la institución de que se trate, lo cual puede ser origen de otros dilemas morales).
Dicho esto, yo defiendo a muerte a los «objetores laborales» y creo que contribuyen en gran medida a que todo sea un poco mejor.
ACTUALIZACIÓN 25 DE JULIO 2011: justo hoy leía en el libro El viaje a la felicidad de Punset una reflexión a partir del experimento de Seligman donde aconsejaba a sus alumnos que sólo aceptasen trabajos con «una palanca de control, por leve que sea»…
ACTUALIZACIÓN 26 DE AGOSTO 2011: ¿qué pasa cuando una autoridad buena se vuelve mala? ¿por qué fue posible el régimen nacionalsocialista y sus animaladas? Hubo experimentos sobre la autoridad con resultados muy interesantes, y películas imprescindibles como La Ola. ¡¡No hay que tener miedo de decir basta y asumir responsabilidades!!
Extraída del flirk de rawmon